jueves, 19 de abril de 2012

paseo

Estoy sentado en un café en una calle peatonal en mi natal Guatemala aproximadamente a las tres de la tarde; caigo en la cuenta de que el tiempo parece detenerse al momento de ver a un individuo que me parece a sobremanera conocido. Describirlo seria fácil, puedo decir que sus ojos parecen los de un muerto igual que su color pálido, usa unos aretes en las orejas y el rostro, su vestidura es de color negro y no cuesta nada decir que parece el atavío de un vampiro emigrado de las tinieblas a la luz del sol, sus ojos están delineados igual que sus cejas y su boca esta pintada de negro, el pelo largo hasta la mitad de la espalda suelto y húmedo como el de quien se posa bajo la llovizna y al pasar despide el olor de las criptas violadas luego de una semana de haber sido selladas, y decido dejar mi trago a medias para seguirle y preguntarle quien es, si de algún lugar lo conozco, que se yo? Al salir le veo parado en la esquina en la que las juergas son de noche y de día son las partidas de ajedrez, al verme camina y da mil vueltas en aquellas calles destinadas al paso libre de los caminantes como queriendo perderme, mas puedo decir que yo incansable le seguí, de alguna forma me parecía que el sabia algo, algo que yo deseaba saber. El manto negro de la noche cayo sobre los hombros y las cabezas de los hombres y yo no perdía su rastro, se detuvo detrás de un colegio y volteo para ver al hombre que le seguía los pasos, al ver esto me detuve de pronto para preguntarle quien era, pero se me adelanto a esto diciendo:
-¿Que acaso no te has cansado de seguirme? -pregunto en un son de burla, que me dio una especie de escalofrío que al momento aun me acompaña.
-ni me cansare hasta saber quien eres.
-¿para que quieres saberlo?
-para saber si tienes las respuestas que he buscado todo este tiempo.
-¿crees que yo tengo respuestas?
-de hecho me atrevería a asegurarlo.
-eso quiere decir que no estas seguro de haberme seguido hasta aquí por una razon concreta?
-de ninguna manera.
-y, ¿estas seguro de que no sabes quien soy?
-en realidad no, no puedo asegurar si te conozco o no.
En ese momento su voz cambio mientras me dijo:
-¿estas seguro de que no me conoces, acaso no reconoces al amor de tu vida?
Di un paso hacia atras, asustado por creer que había perdido mi tiempo siguiendo a un maldito invertido pudiendo haber buscado por otro lado las respuestas que me agobian en estos dias de crisis existenciales, pero puedo asegurar que estaba dispuesto a masacrarlo si intentaba algo inmoral. Sin darme cuenta voltee hacia un automóvil aparcado a la orilla de la calle y me encontré con algo que me heló la sangre. En el reflejo del automotor que me pertenecía vi el rostro, el cabello y las ropas de aquel que había seguido, y al voltear hacia el desconocido sentí mi corazón detenerse y desde entonces no ha dado señal de haberse vuelto a activar, sus formas habían cambiado drásticamente de aquel que he descrito a una especie de "Morticia Manson" realmente bella y con una voz femenina y seductora volvió a preguntar: -¿acaso no reconoces al amor de tu vida? Me eche a llorar asustado como un niño perdido entre la gente que pasaba pero no parecía ver nada de lo que sucedía entre ella y yo; Sonrío, y dándome el abrazo mas cálido que pude haber recibido en aquel momento susurro a mi oído las palabras mas bizarras que pude haber oído.
"YO SOY LA MUERTE Y HE VENIDO PARA QUE AL FIN PODAMOS UNIRNOS POR SIEMPRE Y PARA SIEMPRE, VEN, DAME EL BESO QUE SELLE NUESTROS CAMINOS, POR SIEMPRE Y PARA SIEMPRE"
Este recuerdo me ha acompañado desde aquel día, y lo que esa noche me hizo llorar como un desesperado hoy puedo decir que me hace sonreír como la pseudo persona mas feliz del universo pues halle las respuestas que había buscado y me he unido al amor de mi vida si es estando muerto puedo llamarle así: Amor de mi vida...

sábado, 10 de marzo de 2012

El cuarto y la dama

En ningún momento se escucharon sus pasos al entrar en aquella habitación desolada, la luz era casi nula y ella esperaba mientras el temblor de la angustia le recorría la piel de principio a fin; El acostumbraba hacer de ellas unas diosas antes de consumar sus terribles intenciones, quizás con la misma intención que los cazadores se ocultan y dejan que la presa se sienta confiada, pero esta vez seria distinto, la ira hizo casa en su corazón una noche sin ningún motivo y este necesitaba liberarse de ella, y, que mejor modo que haciendo lo que mas le gustaba en el mundo; Se acerco a ella acariciándole el cabello, poso un beso en su mano luego de esto la caricia en el cabello comenzó a bajar por sus mejillas, luego su cuello hasta llegar al pecho. Esta soltó un gemido de excitación a pesar de los nervios que la invadían, apretando los dientes y los ojos mientras el comenzó a bajar suavemente su vestido y con la delicadeza de un petalo de rosa acaricio las puertas del paraíso que se alojaba en su cuerpo. Sus manos empezaron a subir por sus caderas, su vientre, sus pechos hasta llegar a su cuello apretándolo casi al punto de la muerte ella no dijo nada y le beso. La noche fue el escenario de aquella bella masacre, el empezó a desgarrar su cuello con los dientes, mientras ella sentía que las fuerzas la abandonaban y rezaba al dios de los judíos sin sentir miedo alguno. El la devoraba poco a poco hasta que las pieles de el y de ella estaban cubiertas de sangre en su totalidad, las paredes y el techo morían de miedo mientras el mostraba en el fondo de sus pupilas el verdadero ser infernal que era y que se escondía tras el rostro de un ángel. El viento de la noche gemía de dolor porque Carla estaba muerta y con los primeros rayos del sol se hizo ver el llanto que la noche anterior había derramado sobre la hierba fresca y viva a causa de su muerte.

Mientras cuento este trozo de historia en la oscuridad de mis aposentos el recuerdo casi se hace palpable, los gritos, la piel de aquella mujer deliciosa cubierta solo por su sangre, aquella grotesca muerte que gozaba del aroma del hakubaiko y su agonía que parecía ser una consecución interminable de orgasmos y que me eran por mil vidas bien vividas. Y esta copa de vino me recuerda el color de la sangre y la diversión de la que me hicieron participe aquellos dos en esta misma habitación.